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21 septiembre, 2018

Adicciones y maltrato en la pareja como manifestación de la violencia de género: comprendiendo las secuelas en las víctimas de esta multiproblemática

ADICCIONES Y MALTRATO EN LA PAREJA COMO MANIFESTACIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO: COMPRENDIENDO LAS SECUELAS EN LAS VÍCTIMAS DE ESTA MULTIPROBLEMÁTICA

 

«La mejor manera de comprender la violencia que sucede en el hogar es escuchar las descripciones obtenidas de aquellas personas que la han experimentado», Lenore Walker.

Quisiera comenzar este capítulo evidenciando que sufrir violencia dentro de una relación de pareja  causa un daño en la salud de las mujeres (física y psicológica)  muy grave. Y si combinamos la sintomatología derivada de la violencia de género con las secuelas producidas por la adicción, la salud de la mujer presentará una notable y severa afectación. Labrador 2004 en su libro Mujeres Víctimas de la Violencia Doméstica destaca:

“La violencia doméstica es la principal causa de reducción en la calidad de vida, daño y muerte para la mujer y tiene serios efectos secundarios para la familia, la comunidad y la economía.”.

La violencia de género en la pareja causa distintas consecuencias psicológicas en las víctimas. Se calcula Lorente, M (2001) que el 60% de las mujeres maltratadas tiene problemas psicológicos moderados o graves.

A nivel general, los cuadros clínicos que aparecen con mayor frecuencia en las víctimas de maltrato maltrato en la pareja son la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (Walker 2012). Los síntomas que también aparecen con alta  frecuencia son sensación de falta de valía personal, impotencia, tristeza, pérdida de autoestima, sentimientos de culpabilidad, labilidad emocional, fatiga permanente e insomnio.

Además, no sólo es un problema muy grave que daña seriamente la salud, física y psicológica, de mujeres y de niños y niñas, sino que además es un problema que afecta a un número muy alto de mujeres, constituyendo un verdadero problema social.

Recogemos tan sólo unos datos más:

  • El informe de la encuesta sobre violencia nacional contra la mujer en estados unidos (NVAW, National Violence Against Women) indica que casi el 25% de las mujeres encuestadas, telefónicamente, habían sido violadas, agredidas físicamente por su pareja (marido, compañero) durante su vida.
  • En la Macroencuesta de 2011 realizada en España por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se pone de relieve que el porcentaje de mujeres, que en España, habían sufrido esta violencia alguna vez en la vida es del 10,9%, lo que equivale a más de 150.000 mujeres. Y que el 10,1% del total de los menores de edad residentes en España han estado expuestos a la violencia que su padre ejercía contra su madre.
  • En la Macroencuesta de 2015 realizada en España por Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad se obtiene que el 10,3% de las mujeres residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia física de alguna pareja o expareja en algún momento de su vida. Que el 8,1% ha sufrido violencia sexual de alguna pareja o expareja en algún momento de su vida. El 25,4% de las mujeres residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia psicológica de control. Que el  21,9% violencia psicológica emocional. Y el 10,8% violencia económica de alguna pareja o expareja  en algún momento de su vida.

En mi experiencia de más de 12 años en la atención directa a víctimas de violencia de género en el ámbito de la pareja en diferentes recursos de la Red de Atención a Víctimas del Ayuntamiento de Madrid y de la Comunidad de Madrid, en relación a las adicciones en las víctimas me he encontrado con dos realidades.

Una, la de las mujeres que, destruidas por los síntomas y secuelas que hemos enunciado genera el maltrato en la pareja, fundamentalmente la depresión, terminaban recurriendo a alguna droga (en mi experiencia clínica lo que más he observado ha sido el que las víctimas recurrieran al alcohol) para aliviar su profunda tristeza. Y otra realidad diferente pero que llevaba al mismo punto, la adicción, la de las mujeres que eran iniciadas en el consumo de cualquier sustancia (esto me lo he encontrado sobre todo con cannabis y con cocaína) por su maltratador, coaccionándolas, engañándolas, presionándolas para que lo hicieran. Tras esta inciación forzada algunas de las víctimas acababan presentando una adicción y atrapadas por la sustancia y por el maltrato, por dos complejas telas de araña.

El maltrato es un problema muy grave que daña seriamente la salud, física y psicológica, de mujeres y de niños y niñas, constituyendo un verdadero problema social

Una de las señas de identidad del maltrato es que el hombre, que posteriormente se relaciona de una manera violenta en una relación de pareja, al principio de la relación, durante un tiempo (por corto que sea) se comporta de un modo afectuoso, cariñoso, mostrando a su pareja que sobre ella tiene la intencionalidad de amarla y querer cuidarla, sin emitir ninguna conducta negativa ni agresiva. Para, posteriormente, siguiendo un proceso paulatino y, en general lento, instaurar y agravar la violencia que emite contra su pareja. Esta es una de las razones que hace que para las víctimas sea tan complejo poder tomar conciencia de que sufren malos tratos.

Esto lleva a que la mujer, que en ese tiempo sin violencia en la pareja, se construye una representación de su maltratador como un hombre bueno que la quiere amar, que tiene una intencionalidad positiva sobre ella, cuando empiecen a aparecer las primeras agresiones sitúe la causa de éstas fuera del agresor. Es decir que piense, “me habrá insultado porque está nervioso, preocupado por sus problemas en el trabajo, porque lleva un día sin consumir, porque ha discutido otra vez con su familia y ésta le ha rechazado”

El agresor, otra de las señas de identidad del maltrato, tiene una especial habilidad para justificar su violencia y, sobre todo, para explicar esta violencia como una reacción ante algún error, fallo, daño que le ha hecho la víctima.

En estas explicaciones al maltrato que se construye la víctima su adicción le va a jugar una muy mala pasada y, además, va a ser utilizada por el agresor en su contra. Para situarla a ella como una mujer menos valiosa que “tiene la suerte de que él la quiera, porque quien la va a querer si consume….” y para explicar el maltrato. La víctima no podrá ver, fundamentalmente por la manipulación y el abuso que su pareja impone sobre ella, que él es una persona que se relaciona de manera violenta, sino que pensará que ella produce las reacciones agresivas de su pareja, ella que consume, ella que no es capaz de gestionar bien sus problemas, ella que en definitiva falla. La adicción hará que toda la manipulación del agresor sea mucho más creíble, que  todas estas explicaciones falsas al maltrato sean mucho más asumibles como ciertas para la víctima. Y desmontar estas explicaciones será una de la especificidad de nuestro trabajo en la recuperación psicológica con las mujeres maltratadas y víctimas de adicciones, como vamos a trabajar en el taller de estas jornadas.

 

Bibliografía.

Labrador, F. J., Rincón, P. P., de Luis, P. & Fernández Velasco, R. Mujeres víctimas de la violencia doméstica. Programa de actuación. Pirámide, Madrid (2004).

Lorente Acosta, M. Mi marido me pega lo normal. Crítica, Barcelona (2001).

Walker, L.  El síndrome de la mujer maltratada. Desclee (2012).

 

Links de interés

MACROENCUESTA  DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2015

MACROENCUESTA  DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2011

 

AUTORA:

Olga María Barroso Braojos
Experta en Violencia de Género e intervención con Víctimas de Maltrato (adultos y menores). Experta en Apego, Trauma y en la recuperación
psicológica tras procesos traumáticos

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