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20 septiembre, 2018

PATRIARCADO, MACHISMO Y POSMACHISMO

La estudiosa, historiadora y escritora feminista Gerda Lerner afirmó que el patriarcado es una creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2.500 años en completarse.

Son diferentes las teorías y estudios que desde la antropología, arqueología e historia nos hablan de la génesis del patriarcado y todas ellas coinciden en datar su origen entre finales del paleolítico y principios del neolítico.

Parece ser que la corresponsabilidad era una característica de la organización social en el Paleolítico, ya que la autosuficiencia era igual en hombres y en mujeres, con una repartición de tareas similar entre todos los miembros del grupo.

La subsistencia dependía del apoyo mutuo y la cooperación. La educación de las criaturas era asumida por el grupo; aunque es muy probable que la aparición del protolenguaje se lo debamos a las mujeres. Se desconocía el papel de los hombres en la reproducción, no se conocía la paternidad, el único parentesco conocido era la maternidad. Las hembras copulaban con varios machos y no se conocía la relación entre coito y embarazo.

Se tiene constancia de que la recolección fue vital para el grupo, y la caza fue en la mayoría de las ocasiones para complementar la ingesta de vegetales. La caza ni era la actividad más importante ni estaba asumida solo por hombres. Las mujeres y los hombres, en un principio carroñeaban, ya que no se tenía un metabolismo adaptado para cazar. Y conforme sus cuerpos se fueron adaptando, ambos sexos compartían la tarea de conseguir alimento matando a otros animales.

Distintos aspectos, como que los animales podían oler la menstruación de las mujeres y huir o atacar y el hecho de que las hembras criasen, condujo a que conforme fueron conscientes de su importancia para el grupo y al ser peligroso para el embarazo ciertas actividades como cazar, explorar, luchar y la exposición a las inclemencias del tiempo, las labores de las mujeres pasaron poco a poco a ser la de la recolección.

Hasta entonces la estructura social era matrilineal y facilitaba la autoridad práctica de las mujeres. Sin embargo, como señala L. Henry Morgan, en el transcurso del desarrollo social y cultural, por razones no lo suficientemente aclaradas, relacionadas con diferentes teorías que se han movido entre la conciencia de la paternidad (en el Neolítico con la ganadería, las sociedades apreciaron como cuando separaban a las hembras de los animales machos, estas no se quedaban embarazadas (Jacques Dupuis)) hasta la protección de las mujeres para garantizar el cuidado de lxs hijxs, aparece la unión monógama patriarcal.

Proyecto Hombre Cataluña (N.L.)

En esta nueva forma de relación, el hombre se empezó a encargar de la búsqueda de alimento y protección del grupo y las mujeres del cuidado de la prole y de su protección, facilitándose así una gran expansión demográfica.

Ahora que los hombres sabían quiénes eran sus hijos/as y con la agricultura asentada, la propiedad privada cobra más fuerza. Interesa aprovechar la fuerza de trabajo de lxs hijxs para cultivar las tierras y explotar los recursos. Del sexo sin necesidad de monogamia, pasamos a una sociedad basada en parejas, debido al conocimiento de la paternidad. La familia (de famulus; conjunto de bienes del patriarca) aparece, y debido a su potencial económico destierra a las sociedades que apostaban por huir de la monogamia y que practicaban la cooperación de todas las personas.

La relación establecida entre el hombre y la mujer, y las consecuentes funciones desarrolladas en su seno, supusieron la modificación de la autoridad única de la madre sobre sus hijxs (pérdida de la autoridad matrilineal) y el distanciamiento y ruptura de la vinculación horizontal entre las mujeres que quedaron más aisladas, como señala Martín-Cano. Esta nueva situación, conforme fue desarrollándose, generó una dependencia de la mujer al hombre y una mayor dificultad para auto-sustentarse y mantener una autonomía respecto a él.

La consolidación de la cultura patriarcal y la modificación de la función económica de las mujeres, relegada prácticamente al cuidado de lxs hijxs y las labores domésticas, hizo que la herencia se convirtiera en patrilineal y que la propiedad pasara a manos de los hombres. Se genera así la construcción de la dependencia estructural de las mujeres a los hombres.

El cuidado de lxs hijxs garantizó el desarrollo económico, la riqueza y la propiedad, esta, tal y como recoge Mellasoux, llevó a la necesidad de preservar los efectivos productores, y este control se tradujo en una mayor dependencia de las mujeres. Después, la riqueza llevó a los enfrentamientos y a las guerras y, de nuevo, las mujeres tuvieron el papel secundario e invisible de cuidar a lxs hijxs para reponer las pérdidas que suponían las sangrías demográficas, hasta el punto de que en muchos conflictos fueron consideradas como botines de guerra y convertidas en verdaderas máquinas humanas esclavizadas en su función procreadora. En este sentido, un estudio publicado en 2008 en la revista Antiquity Journal, recoge el trabajo realizado sobre los restos de una fosa del neolítico de unos 6900 años de antigüedad. Los restos óseos hallados en su interior corresponden a una comunidad atacada por otras tribus extranjeras, y todos ellos pertenecen a hombres y niños varones cruelmente asesinados, sin que apareciese ningún esqueleto femenino. Las características del yacimiento han llevado a concluir que las mujeres fueron tomadas como botín de guerra para ser utilizadas dentro de sus propias comunidades, circunstancia de la que se tenía referencias indirectas, pero que ahora cuenta con el respaldo de la constatación objetiva.

Todo este largo proceso es llamado por Françoise Héritier la «valencia diferencial de los sexos», que hizo de las mujeres eternas menores. Ella considera que ese sistema de pensamiento es la base del inicio del mundo en el que vivimos, fundado en una relación desigual, jerárquica, entre varones y mujeres.

O sea, el origen de la dominación masculina, que se expandió a medida que los seres humanos se multiplicaban, a partir de unos 100.000 individuos primitivos, es la voluntad de control de los varones sobre el poder de fecundidad de las mujeres.

De ahí derivan absolutamente todos los estereotipos de género, que llegaron a ser universales precisamente porque ese sistema se remonta a épocas muy, muy lejanas: la mujer-objeto, la mujer abnegada, que se sacrifica por sus hijxs, la mujer dulce y compasiva, la maternidad como destino obligatorio para toda mujer, la mujer fiel porque necesita de un macho protector vs. el macho que va sembrando su semen de flor en flor, pero también la mujer demonio, la mujer presa de sus hormonas, la mujer loca a la que hay que controlar…

Sobre esa creencia se construyeron todas las sociedades. El patriarcado no es una mera división del trabajo; es un sistema de dominación, del que deriva una división del trabajo que es cambiante de acuerdo a las épocas y las necesidades. Cuando hay necesidad de mano de obra, como durante una guerra, se le da la bienvenida a las mujeres en el campo laboral. Cuando hay sobrante de mano de obra, se les pide que vuelvan a sus casas…

El patriarcado cuenta con la normalización del machismo como principal herramienta para su mantenimiento y consolidación.

MACHISMO

Desde entonces hasta ahora y con el objetivo que fortalecer la naturalización del machismo; niñas y niños, mujeres y hombres hemos sido educadxs durante miles de años para que inconscientemente obedezcamos lo que han definido Amelia Valcarcel y Elena Simón como la Ley del agrado (Valcarcel) y la Ley del dominio (Simón)

Niñas y mujeres adoctrinadas bajo la ley del agrado, con el objetivo de construir nuestras identidades orientadas a agradar, ser del agrado de todos los que nos rodean.

La ley de agrado centrada en instruirnos para el cuidado de lxs demás, la belleza, la satisfacción de los deseos sexuales del otro, la dependencia (antes económica y siempre emocional) y la inteligencia emocional.

Niños y hombres instruidos bajo de la ley del dominio, con el objetivo de construir sus identidades orientadas a dominar todo lo que les rodea (incluidas nosotras).

La ley del dominio concentrada en adiestrar a los varones en dirigir sus  vidas hacia el desarrollo intelectual y las habilidades técnicas, el desarrollo profesional, la autonomía/independencia, la libertad y el analfabetismo emocional.

Lo que en un principio, hace miles de años, se originó como una necesidad de adaptación a las circunstancias del momento (origen biológico), se mantiene y refuerza durante siglos aunque tales circunstancias hayan desaparecido. El objetivo de la subsistencia de la especie (biológico) queda sustituido por el de la dominación masculina (cultural y social)

La perdurabilidad del patriarcado tiene que ver con el mundo de las estrategias. El posmachismo es una de ellas, la más actual.

POSMACHISMO

Cuando hablamos de posmachismo, hablamos de machismo, es una estrategia del machismo. Es una nueva forma de machismo, sin ser tan explícito ni directo.

El posmachista se define como defensor de la igualdad real, de la igualdad verdadera, no la igualdad que defiende el feminismo, que solo lucha por los derechos de las mujeres.

El posmachista juega y se aprovecha de todos esos estereotipos que el machismo tiene sobre el feminismo y eso lo hace muy creíble porque no genera ningún conflicto con lo establecido, con lo normal y lo normal es el machismo.

Es machismo es la cultura, el machismo es la normalidad, ha ido cambiando para seguir igual y esa es la esencia del posmachismo; diferentes estrategias a las históricas, pero con el mismo objetivo. La estrategia del machismo es cambiar para seguir igual. Este actualmente se presenta ante la sociedad como una especie de exceso, el machismo es cuando hay determinadas conductas, manifestaciones, comentarios que sobrepasan un nivel que consideramos normal.

Piropos poco elegantes, chistes ofensivos, comentarios vejatorios, que sobrepasan un determinado nivel, es machismo. Todo lo demás, todo lo que está por debajo de ese nivel forma parte de lo normal. Esta es una de las grandes trampas del machismo.  Toda la realidad que vivimos es machista y el posmachismo nos hace creer que es solo  una parte y que además cada vez es más pequeña.

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A quienes detectamos el machismo como la principal características de nuestras sociedades, el posmachismo nos presenta como unas exageradas y tiquismiquis que vemos machismo en todas partes, incluso donde tan solo hay buenas intenciones, costumbres y tradiciones inofensivas.

El posmachismo es la reacción del machismo. Si hay una reacción diferente y beligerante es porque se percibe que hay acción, se percibe que el feminismo está transformando la realidad y que esta transformación social hacia la igualdad está siendo liderada y protagonizada por las mujeres.

El posmachismo no reconoce al feminismo toda su aportación histórica, las consecuciones se interpretan como un proceso natural de las democracias, sin protagonistas concretas con nombres y apellidos. No se le reconoce al feminismo la infinidad de logros; sufragismo universal, educación universal, liberación sexual universal, derecho al trabajo universal, etc. Sino que más bien se presenta al feminismo y las feministas como una amenaza.  El posmachismo intenta limitar y restringir nuestros avances, el de las mujeres.

El feminismo nació como respuesta a una injusticia. El machismo necesita negar y no aceptar el feminismo, porque si lo acepta como fuente valida de justicia social tiene que reconocerse a si mismo como el causante de la injusticia.

No está dispuesto porque es una estructura de poder y si lo acepta tiene que reducir a la nada todo ese sistema donde ellos tiene todos los privilegios que han ido disfrutando a lo largo de la historia. El machismo va a utilizar toda la resistencia y toda la violencia posible para no reconocerse como protagonista y responsable de esa construcción social.

El machismo se instaura a través de la Ley del agrado/ Ley del dominio y el posmachismo además de potenciar esas identidades tiene otras dos herramientas:

 

  1. La confusión

Genera confusión hacia los logros de feminismo y los cuestionamientos y las críticas que hace. Esta confusión genera duda, la duda se traduce en distanciamiento del problema y la distancia genera pasividad, no hay implicación, no hay interés por entender o conocer porque hacemos las reivindicaciones que hacemos desde el feminismo.

Cuando hay pasividad, nada cambia y todo sigue igual, que es lo que el machismo persigue.

Actualmente no se puede hacer una crítica directa al feminismo porque generaría rechazo pero si generar confusión y al final el objetivo se cumple, que todo siga igual. Esta estrategia se hace a través de los neomachismos; reactualizaciones de los mitos tradicionales, como el mito de la Eva perversa.

Por ejemplo: Se ha estado negando la violencia de género hasta finales de los 90. Gracias al trabajo de estudiosxs en la materia actualmente ya no se puede negar la violencia de género, ¿Qué hace el posmachismo entonces? Se inventa el mito de las denuncias falsas;  concluyen que el 80% de las denuncias son falsas, argumentando que todas las que no acaban en sentencias condenatorias son falsas.

La Fiscalía General del Estado sitúa las denuncias falsas en un 0,010%-0,018% (dependiendo del año) y en el año 2012 tuvo que advertir que las que no acaban en sentencia condenatoria no es porque el delito no se haya cometido, sino porque no aparecen suficientes pruebas para romper la presunción de inocencia (esa de la que muchos hombres se quejan de no tener)

Por poner un ejemplo reciente, el caso del jugador de futbol Rubén Castro. Este maltratador no fue condenado; el juez en la sentencia exponía que solo una vez pegó a su novia en público.

Los datos presentados en la Memoria de la Fiscalía General del Estado del 2017 donde se hace un estudio desde 2002 al 2016 sobre denuncias falsas, dice que representan el 0,0075%.

El posmachismo ha llegado a hacernos creer que las denuncias falsas son muy abundantes en los casos la violencia de género. Ante esto que hace la sociedad? Poner el foco fuera del problema, distanciarse del problema argumentando cosas como …es que hay muchas denuncias falsas o también hay mujeres que maltratan..

El posmachismo consigue: que no veamos la realidad objetiva de los datos oficiales; 60 mujeres asesinadas de media al año y 600.000 denuncias, como un problema de la normalización del machismo y que no veamos al feminismo como la única solución (propuesta por ahora)  al problema.

 

  1. La victimización del hombre

Los hombres son víctimas del machismo; sufren más accidentes laborales, más accidentes de tráfico, tienen menor esperanza de vida, son mayores consumidores de drogas, etc.

Y también víctimas de la igualdad (del feminismo), porque la igualdad solo está destinada a beneficiar a las mujeres.

Como dice Miguel Lorente;

Los hombres somos más un producto del machismo que víctimas del machismo. Los hombres tenemos lo que tenemos como consecuencia de los privilegios que tenemos y cada uno los usa y dosifica como considera. Esto tiene consecuencias negativas, si. Pero es como decir que pobrecitos los aristócratas que en la Edad Media tenían ácido úrico y gota.

Si fuéramos víctimas del machismo en algún momento de la historia nos hubiéramos revelado contra él.

 

Bibliografía:

Valcarcel, Amelia. Conferencia “Sapere aude” (Atrévete a saber) Congreso Mundos de Mujeres Madrid, 2008

Hériter, Françoise. Masculino/Femenino. El pensamiento de la diferencia. Ed. Ariel, 1997

Lerner, Gerda. La creación del patriarcado. Ed. Katakrak, 1986

Lorente Acosta, Miguel. Los nuevos hombres nuevos. Ed. Imago Mundi , 2009

Simón Rodriguez, Elena. Democracia vital. Ed. Narcea, 1999

 

AUTORA:

Paloma Tosar López

Coordinadora general en Ágora Espacio de Formación Feminista

Docente en género e igualdad de oportunidades

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