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20 septiembre, 2018

INTERVENCIÓN EDUCATIVA TERAPÉUTICA EN ADICCIONES DE PROYECTO HOMBRE

INTERVENCIÓN EDUCATIVA TERAPÉUTICA EN ADICCIONES DE PROYECTO HOMBRE: OPORTUNIDAD DE COLABORAR EN EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL CUANDO EL NOMBRE DICE, PERO NO LO DICE TODO

1. Nuestro nombre habla del momento histórico y social –sociedad androcéntrica de los años 80–  en los que Proyecto Hombre nace,  como intervención en adicciones,  desde un enfoque humanista y  con un claro compromiso social.

Proyecto Hombre nace, en los años 80, como un modelo de intervención en adicciones que da respuesta a una problemática social de alarma, ante el consumo de heroína y las consecuencias que de él se derivan.  Toma como referencia, para dicha intervención asistencial y de rehabilitación, el modelo de CT (Comunidad Terapéutica) basado en la Autoayuda, dentro de una perspectiva humanista.

En la década de los 90, se produce un aumento de consumidores de cocaína, que mantienen su estructura familiar, laboral y social al inicio del tratamiento. Este perfil no se adapta a las CT tradicionales y se desarrolla un modelo de tratamiento ambulatorio.

En este recorrido histórico podemos preguntarnos dónde están las mujeres. Y nuestra respuesta es rotunda: “Las mujeres están invisibilizadas”.  Están ausentes, en espacios terapéuticos masculinizados,  las mujeres con consumo de drogas. Están al servicio de las necesidades de  sus hijos, en los tratamientos, las madres que los  acompañan. Y están poco visibilizadas, las  mujeres, en los equipos de intervención.

2. En la actualidad nuestro nombre representa marca. Habla de experiencia y de evolución en el área de tratamiento, de inserción y prevención de las adicciones, así como de un gran número de profesionales en constante reflexión y formación.

Desde dichos inicios, Proyecto Hombre ha seguido una evolución constante en el área de tratamiento e inserción, ofertando distintas respuestas de intervención, a diferentes perfiles. Así como también, desde un enfoque más amplio, de Educación para la Salud,  ha desarrollado una gran labor en el área de la prevención de las adicciones.

Proyecto Hombre aborda las adicciones en un continuo integral,  desde un  modelo  Biopsicosocial en el marco teórico, que integra el enfoque y la metodología utilizada en los diferentes centros, tanto en su intervención, en el área de prevención, como en el área asistencial. Siendo un elemento indispensable a incluir, la incorporación de la perspectiva  de género.

3. Pero nuestro nombre no visibiliza el proceso para la incorporación de la  perspectiva de género en nuestra intervención. Proceso  en el que estamos inmersas e inmersos, a través de sensibilización y formación.

Es una transformación de la mirada que nos ofrece la posibilidad de reescribirnos, de actualizar la intervención en adicciones.

 

A todas las  mujeres, que  tal y como dice Marcela Lagarde, al vivir han abierto brechas, cambiado normas y subvertido su mundo inmediato. Con sus acciones cotidianas o excepcionales, trastocan el mundo de la mayoría. También es así, dentro de Proyecto Hombre   

 

SENSIBILIZACIÓN Y FORMACIÓN

La transformación se basa en dolorosos reconocimientos  y aceptaciones

Incorporar la perspectiva de género en adicciones, no solo es más formación, no solo es la aplicación de técnicas o de conocimientos. No es un recetario que se aplica. No son solo grupos con las mujeres… Es un proceso de reflexión personal, formación, encuentro y desencuentro, con nosotras y nosotros y con nuestro entorno. Es un proceso de transformación de la mirada con la que vemos las cosas y por lo  tanto, debe también ir acompañada de un proceso de cambio de nuestras actitudes y comportamientos. Así como lleva implícito un compromiso personal, para construir un mundo más igualitario y más justo. Y podemos afirmar,  que Proyecto Hombre y las personas que componen sus equipos de trabajo, está inmerso en este proceso, en toda su complejidad.

A través de la sensibilización  y formación, con reflexión personal y de los equipos, se cuestiona la praxis y la propia concepción de las adicciones. Proceso en el que no todas las personas alcanzan el mismo nivel, con el  añadido de que  en Proyecto Hombre, los y las profesionales tendrán que tener las habilidades para trasladar sus inquietudes y conocimientos en la dinámica de equipo.

REESCRIBIRSE

La mirada a través de la perspectiva de género feminista nombra de otras maneras las cosas conocidas, hace evidentes hechos ocultos y les otorga otros significados

Es un PROCESO, que como todo proceso de aprendizaje pasa por: auto observación, empoderamiento e integración.  Necesita reflexión individual y grupal de los equipos  de Proyecto Hombre, para poder mover la mirada y hacer posibles cambios en las acciones. No se soluciona con recetas, con técnicas. No es un cambio sólo en el lenguaje. Necesita información, actitud reflexiva y crítica, habilidades para compartir y construir, tomar conciencia.

Proceso que necesita NOMBRAR  para poder construir. Parafraseando a María Cristina Ravazzola podemos decir que  “No vemos las cosas para las cuales carecemos de nombre”. Y por tanto, es necesario: visibilizar, reflexionar, deconstruir, para volver a construir.

Proceso en el que se debe revisar la propia DEFINICIÓN  DE  ADICCIÓN, desde un modelo Biopsicosocial, frente a un modelo médico. Donde las adicciones no deben ser vistas como enfermedades, sino como hábitos de comportamiento que se extienden y diversifican. Entendiendo que las personas expresan el sufrimiento a través de problemas de comportamiento y donde podemos encontrar un sentido a lo que se hace, desde una mirada biográfica, no patográfica. Mirada comprensiva integradora, donde  se pone el foco en la socialización de las personas. Analizando los factores macro sociales, así como los de tipo microsocial, y donde el aprendizaje de la masculinidad y feminidad, a través de los mandatos de género va a ser clave en como las personas construyen su identidad, en como expresan sus malestares y en como resignifican y resuelven  sus problemas.

Proceso de SOCIALIZACIÓN en el que toma relevancia el concepto de GÉNERO como construcción en cada sujeto de su masculinidad, de su feminidad, en el desarrollo de su  historia personal, que es siempre historia social y que contiene atributos asignados a las  personas a partir del sexo. Y donde a la pregunta: ¿Mi vida habría sido igual…si hubiese nacido hombre, o mujer o trans?, encontramos respuesta en una construcción de la realidad a través de relaciones: las personas somos relaciones, las personas somos historias, Las personas damos significados a través de las historias que construimos en las relaciones. Las personas somos construcción.

Es en este contexto y desde el MODELO BIOPSICOSOCIAL, desde donde podemos entender que la salud y la enfermedad se transmiten en red y que la adicción no va a estar creada por la droga, sino en el contexto. En palabras de Elisardo Becoña podemos decir, que el  aspecto más importante, a nivel cuantitativo y cualitativo para explicar el consumo o no, en una sociedad concreta, como la nuestra, es en primer lugar las debidas a factores sociales,  en segundo lugar a factores psicológicos  y, finalmente, en tercer y último lugar, a factores biológicos.

Y donde la INTERVENCION, entendida como RELACION, también es entendida como una construcción donde es innegable el PODER de la misma, en su capacidad de cuestionar o afirmar las creencias de las personas.  Así desde diferentes  Modelos y Teorías: Médico, Biopsicosocial, Moral, Apego, Conductista, Contextuales, Sistémica, Narrativa…haremos diferentes intervenciones que tendrán diferente incidencia en las personas y ellas, a su vez, en el conjunto de la sociedad.

 

“Es preciso comprender como las grandes estrategias de poder se incrustan, hallan sus condiciones de ejercicio en microrelaciones de poder.  Designar estas microrelaciones, denunciarlas, decir quién ha hecho qué, es una primera transformación del poder. Para que una cierta relación de fuerzas pueda no solo mantenerse, sino acentuarse, estabilizarse, extenderse, es necesario realizar maniobras…” 1977, Diálogos con M Foucault

 

La RELACIÓN O ALIANZA TERAPÉUTICA, en el proceso de la intervención, y en un espacio seguro, permite cuestionar y transformar, las representaciones mentales de la persona sobre sí misma  y sobre las demás personas, así como del tipo de relación. Intervención entendida como un tipo de relación vivenciada, con conexión, desde la cual se puede reflexionar, cuestionar y transformar el modelo interno de trabajo (teoría del apego) y los mandatos de género, constituyéndose en una NUEVA OPORTUNIDAD DE SOCIALIZACIÓN para la persona y su entorno. Es más que un cambio de conducta,  un como si,  son nuevas estrategias.

Intervención realizada por un EQUIPO, que ofrece autoridad calmada, con conocimiento técnico y autoconocimiento, autorregulación, capacidad de sintonizar. Que sabe hacer  sentir sentid@, legitimar, con permanencia, perseverancia, presencia. Con creencias del equipo coherentes, y que mantiene pautas de autocuidado y que tiene su PROPIO RECORRIDO REALIZADO a nivel personal y en su conjunto, en materia de GÉNERO, que le permite analizar e intervenir en  las adicciones desde una perspectiva diferente.

Adicción vista desde una visión integral y en un  continuo de intervención  EDUCATIVA TERAPEUTICA, que va desde la prevención universal, a la reducción de daños, pasando por la abstinencia, aceptando la diversidad de las personas.  Incidiendo en la red, desde la colaboración,  a través de una sensibilización y un empoderamiento en nuestro marco teórico. Cobrando gran importancia la Psicoeducación, de la persona con problemas y de la red, como aliada de la Psicoterapia.

El riesgo, el cuidado, el poder, la desigualdad, lo masculino y lo femenino, el uso de lo público y lo privado. Mandatos como Ser para sí en el mundo y el permiso a correr riesgos, dirigido hacia la masculinidad  o el mandato de Ser para otr@s y la asunción del cuidado, dirigido hacia la feminidad, pasan a ser CONCEPTOS CLAVES en nuestra intervención en adicciones,  que deben ser visibilizados y abordados.

Nuestra intervención debe colaborar en la construcción social igualitaria, que como sociedad debemos afrontar. Promover un cambio social donde las masculinidades puedan reconocer el valor de las mujeres y de lo femenino, cambiar la valoración de lo privado, de lo afectivo, de los cuidados, retirarse  en lo público para dejar sitio a las mujeres y donde pueda producirse un empoderamiento de las mujeres, de lo femenino, con una entrada en lo público, sin abandonar lo privado (valioso y compartido con hombres). Y desde una aceptación plena a la diversidad de las personas.

4. Es una oportunidad para afianzar nuestro compromiso con la sociedad y con las personas, y colaborar en el proceso de transformación social que como sociedad hemos iniciado, pero no finalizado

Si utilizamos el poder de la Intervención, tanto de la Psicoeducación como de la Psicoterapia,  para educar en igualdad, asumiendo nuestra capacidad de liderazgo. Si nuestra mirada visibiliza, nuestra voz nombra, nuestra mente explica, y nuestra conducta cambia, colaboraremos a hacer posible que el proceso de transformación necesario en nuestra  sociedad, hacia una sociedad justa y no patriarcal, se produzca.

Si las personas que integramos los equipos, como herramienta para la aplicación del enfoque de género, continuamos  un camino que no solo es obligatorio por ley, sino que desde los valores universales y derechos humanos no debe ser obviado y que así mismo engarza con los valores promovidos desde Proyecto Hombre, con nuestra presencia, con nuestro liderazgo,  contribuiremos a hacer de nuestro entorno un lugar mejor y colaboraremos en un proceso de transformación social, que corrija  la injusticia social.

AUTORA:

ROSA PÉREZ VALLES. Psicóloga Clínica, Experta en Drogodependencias, Terapeuta Familiar, Mediadora Familiar, Trauma Terapeuta Infanto Juvenil Sistémica. En Fundación C.E.S.P.A. –Proyecto Hombre de Asturias desde 1991, Docente en Escuela de Asociación Proyecto Hombre desde 2008, Directora en el Centro de Atención Múltiple en Gijón de la Fundación C.E.S.P.A. –Proyecto Hombre de Asturias.

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