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27 junio, 2019

ENTREVISTA AZUCENA MARTÍ, DELEGADA PLAN NACIONAL SOBRE DROGAS (PNSD)

Por Carolina Escudero

Azucena Marti 2

Azucena Martí Palacios es desde julio de 2018 la nueva delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNsD). Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia (1982) y especialista en Psicología Clínica (año 2007), la mayor parte de su trayectoria ha estado ligada a la psicología clínica en la Unidad de Conductas Adictivas de Vall d’Uixo. En 2015 se pasó a la gestión al ser nombrada directora territorial de Sanidad en Castellón. Junto a Martí hacemos un repaso del panorama actual del alcohol y otras drogas en España, un ámbito en constante evolución tal y como ella define.

¿Echa de menos el contacto con los usuarios?

Tengo el corazón partido porque, por una parte, mi formación y mi pasión ha sido el trabajo con drogodependientes y, por otra, la gestión que también es fascinante.

¿Cómo ha vivido el cambio de los consumos en la sociedad desde los años 80 en la red asistencial?

Toda la red de asistencia ha variado mucho desde entonces. En principio era alcohol y luego llegó toda la situación con la heroína. La demanda hace que continuamente estés investigando, formándote, compartiendo con compañeros de la propia red… es apasionante. Es un mundo con crisis continuas, en el que se pueden dar grandes alegrías y grandes dramas.

¿Cómo valora el trabajo del PNsD desde que nació?

Fuimos el primer país de Europa con su propio PNsD, institucionalmente hablando, y también el primero donde nunca se criminalizó. Siempre se abordó como una enfermedad y debemos estar orgullosos de haber sido pioneros. Dio una visibilidad y una normalización al problema que produjo toda la estrategia de abordaje de drogas, tanto legales como ilegales.

Ahora como delegada del Gobierno para el PNsD, ¿cuáles son sus prioridades?

Hay muchas, desde cuidar y mimar todo lo que se ha conseguido a difundirlo y visibilizarlo porque hoy en día lo que no se publica no existe. Por ello, toda esa labor que se hace desde el Plan como desde sociedades científicas, tercer sector, comunidades autónomas… queremos alimentarlo y visibilizarlo.

¿Qué retos se proponen?

Hay retos importantes por delante. Una de las conclusiones de EDADES y ESTUDES es que hay un importante consumo de psicofármacos, ya en la juventud y en las mujeres entre los 40 y 60 años. Para abordar esta realidad hay que establecer un protocolo de acción desde atención especializada y primaria. Por ello, hay que pivotar ese grupo de trabajo de manera unificada desde todo el territorio. Desde el PNsD diseñaremos una campaña que sensibilice de las consecuencias y causas de esos consumos.

Otro reto son los analgésicos y opioides, una realidad que no es grave pero que hay que prevenir. También estamos colaborando con la Dirección General de Regulación del Juego, desde la parte técnica por el tema de la publicidad del juego online, que es responsabilidad del Gobierno.

Recientemente dijo que el juego está unas cifras que no son alarmantes, pero que hay que prevenir. ¿Cómo lo van a hacer?

Me gusta hablar de cifras ‘significativas’. En el juego online no se disparan, están contenidas. Pero en el juego presencial sí que estamos encontrando cifras mucho más significativas de aumento. Todo esto nos tiene que dar la línea estratégica de cómo abordarlas desde la función principal de la coordinación por parte del PNsD, de transmitir la información, etc.

El consumo excesivo de alcohol es el primer problema de salud pública en España, y causa un grave daño social y a terceros. No obstante, entre la sociedad la percepción de riesgo es muy baja, ¿por qué cree que sucede esto?

Por nuestra cultura. Cuando empecé a trabajar en el año 82, entonces no existía el problema de alcoholismo, sino el del borracho, la persona a la que le cae mal el alcohol, etc. Tras mucha concienciación se pasó de esa visión a la del alcohólico. La pareja de un hombre con adicción al alcohol me dijo: “Nunca pensé que mi marido fuera un enfermo. Porque ser alcohólico era normal en mi hermano, en mi padre y en mi abuelo”. De ahí partimos, de una realidad en la que beber y abusar del alcohol formaba parte de nuestra realidad social. Desde los años 80 hemos conseguido muchísimo: desde que tengan sus bajas laborales para entrar a tratamiento y que se les trate como a cualquier otro enfermo.

¿Y qué pasa con los jóvenes españoles que consumen alcohol como única forma de ocio? 

En los años 80-90, cuando empezamos a abordar el alcohol, ya había dos modelos muy diferenciados de consumo en Europa: en España y zona sur de Europa era normal beber alcohol antes de comenzar la jornada laboral, mientras que en el norte de Europa lo normal era el atracón de alcohol los fines de semana. Aquí con los años hemos evolucionado hacia ese modelo de atracón. Hoy es difícil ver a jóvenes que antes de trabajar pasen por el bar a tomarse una copa, socialmente no está aceptado. Pero sí vivimos con esa aceptación de que al llegar el fin de semana no está mal tomarse unas copas. Y eso tendrá que ir cambiando. Como en todas las campañas de prevención lo que decimos es que puedes decidir beber o no beber, pero tienes que cuidarte.

¿Cree que la juventud sabe que el alcohol es la primera causa de pérdida de salud en la población joven?

Hay muy baja percepción de riesgo en alcohol, igual que en cannabis. Hay un proyecto de ley de alcohol y menores que pretende ser más proteccionista, como se ha hecho con el tabaco y que ha funcionado tan bien.

Una de las medidas polémicas del informe de esa futura Ley del alcohol era la posibilidad de sancionar a los padres de los menores que beban. ¿Qué opina sobre ello?

Particularmente no soy muy de sanciones. Siempre vas a sacar mucho más de una persona a buenas que a malas. Que sean proposiciones de buscar formación, actividades sociales, me parece muy bien para abrir a la persona. Un niño con una sanción educativo-social aprenderá mucho más que con una sanción económica. Por ejemplo, haciendo voluntariado con ancianos aprenderá más de empatía, etc. La implicación de los padres es necesaria a la hora de proponer actividades educativas.

¿Qué papel juegan las familias y las escuelas a la hora de prevenir el consumo de alcohol y otras drogas?

He trabajado mucho con Escuelas de Familias y también en prevención escolar y ambos tienen un papel imprescindible.

¿Por su experiencia cree que la prevención funciona?

Si uno ve los datos puede pensar que si hay tanto consumo no debe funcionar, pero yo pienso ¿y si no lo hiciéramos? Desde mi experiencia creo que sí ha funcionado porque da la posibilidad de abordar, sensibilizar e incluso mantener ese contacto tan directo con los grupos de profesores. Así, en lugar de culpabilizar, detectas y acompañas a niños que pueden tener problemas o empiezan a tenerlos.

En cuanto al cannabis ¿cómo ve la situación en España?

El cannabis terapéutico está regularizado. De hecho existe una medicación en el mercado, Sativex. En ese sentido, cualquier otro medicamento que pase por los protocolos de la Agencia del Medicamento Española tendrá su dispensación como cualquier otro. Después está el uso lúdico. Nuestra posición es que si la evidencia científica nos dice que no tiene ningún daño para la salud, entonces ya se verá cómo se articula. Pero mientras la evidencia científica diga que hay daño para salud, estamos obligados a protegerla por la propia Constitución.

¿Cree que hay baja percepción de riesgo entre la población?

Creo que los padres en esto tienen una concienciación importante, conocen los riesgos y los temen. ¿Cómo llegar a la población diana, los más jóvenes? Ahí es donde tenemos que ir viendo continuamente qué programas nos van sirviendo. Se hace prevención, pero claro, calan algunos mensajes. Por eso es una inquietud y un importante objetivo del plan que los programas de prevención tengan su evidencia científica de que son efectivos. 

La evidencia científica y la de la propia consulta es que hay una serie de consecuencias y estas a algunas edades, como la de inicio, son graves. Y es que en la adolescencia el riesgo de sufrir psicosis se da y se puede cronificar, siendo uno de los riesgos importantes de salud mental y que yo he visto.

Hay un alto porcentaje de consumidores problemáticos de cannabis que no llegan a la red y ha aumentado el tiempo transcurrido entre el inicio del consumo y del tratamiento. ¿Qué políticas públicas se plantean al respecto?

La concienciación y la visibilización. De esa manera podemos ir extendiendo programas de una alta efectividad y abordar estos problemas de salud grave llegando a esos jóvenes y aumentar su percepción de riesgo. Porque esos riesgos de salud mental y física los vamos a bajar muchísimo. Y para eso es muy importante que se valoren los programas de prevención. Los que sean más eficaces, desde el liderazgo del PNsD, ir haciendo que se vayan implementando.

En EEUU se está reviviendo una epidemia de heroína que está creando una alarma en los medios de comunicación españoles sobre su llegada a nuestro país. ¿Cómo ve la situación en España?

Aquí no ha habido aumento, pero a lo mejor el hecho de trasladar una zona de venta del extrarradio al centro, hace que sea más visible. Los datos no dan un aumento significativo para nada. Pero sí que puede haber más visibilidad por los narcopisos en Cataluña, por ejemplo.

¿Es posible que exista una bolsa latente?

Es difícil con la heroína porque es la droga más adictiva.

Una de las nuevas adicciones es el abuso o mal uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Según los datos de ESTUDES (2014-15), el 18% de la población de adolescentes y jóvenes de 14 a 18 años usa de manera abusiva las TIC, lo que se irá normalizando con la edad. No obstante, dentro de este porcentaje de población suele incrementarse el fracaso escolar y es más frecuente el consumo de drogas. ¿Cree que aquí también hay alarma social?

No sería tan alarmista y además siempre focalizándolo en población joven. Si a mí me quitan el móvil también me entra angustia. Es nuestra herramienta de trabajo, para otros de ocio… pero sí que cuando te limita tu vida normal, entonces hay que acudir a un centro donde se verá qué problemas puede haber. Hay que concienciar sobre el buen uso de estas herramientas.

Según señalan, los programas orientados a la incorporación laboral son los menos desarrollados. ¿Cómo se puede implicar a las empresas como corresponsables en la inserción socio laboral de personas que han superado una adicción?

Es nuestra mayor función. En rehabilitación y reinserción hay trabajos que se están haciendo. Las empresas están colaborando y también en salud mental. Además, por mi experiencia, cuando una persona adicta se recupera empoderándose como persona no tiene problema de trabajo. También es verdad que he trabajado en un área más normalizada. En aquellas zonas más marginales ahí hay programas que van a tratar esa marginación asociada en muchos casos a la adicción.

Desde la ENA se insiste en la vulnerabilidad de la mujer en cuanto al alcohol y otras drogas. Asimismo, comentan que género y equidad siguen siendo dos grandes retos: ¿cómo los van a afrontar?

Ya hemos conformado el grupo de trabajo de género: mujer y adicciones, que es magnífico y que hará un trabajo excelente. Ese ya es el primer movimiento porque de ahí saldrán todas las ideas para implementar.

¿Cómo valoran el papel del tercer sector en el ámbito de las adicciones? ¿Y, en concreto, el trabajo de Proyecto Hombre?

Es básico. El apoyo que se da a toda la estructura pública es llegar a toda esa parte que lo público no puede llegar. Desde donde yo estaba –tratamiento- hay una parte de acompañamiento que podía hacer, pero hay otra a más a largo plazo que lo hace el tercer sector. Cuando el programa de desintoxicación que hacíamos allí veíamos que no era suficiente porque había recaídas continuas, se acudía al Centro de Día de Proyecto Hombre en Castellón (Proyecto Amigó). Y es que es un trabajo que va en conjunto.

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