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23 septiembre, 2019

LAS LANZADERAS DE EMPLEO COMO HERRAMIENTA DE LUCHA CONTRA EL DESEMPLEO

Álvaro Retortillo Osuna

Fundación Santa María la Real

 

“Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. Isaac Newton

 

INTRODUCCIÓN

La situación del mercado de trabajo en los países del sur de Europa, y en particular en España, se ha caracterizado durante la crisis por sus tintes dramáticos, con una tasa de paro que en el caso de nuestro país llegó casi a alcanzar el 27%. Las políticas activas de empleo llevadas a cabo por los diferentes poderes públicos se mostraron insuficientes ante una realidad que desbordaba los enfoques adoptados hasta la fecha. La formación para el empleo y/o la orientación profesional de corte más clásico funcionaron como ejes necesarios del proceso para superar la situación, pero su tendencia hacia la consideración pasiva e individualista de la persona desempleada y su focalización en determinados sectores del conjunto de desempleados hicieron que fuera necesario acometer nuevas fórmulas. Pero, tal y como decía Stefan Zweig: “No nos lamentemos: las lamentaciones no aportan remedio”

En el año 2013, ante la alarmante situación que atravesaba España en cuanto a desempleo se refiere, desde la Fundación Santa María la Real nos comprometimos a luchar contra el mismo de una manera distinta: en equipo, poniendo a las personas en el centro, atendiendo tanto a los factores emocionales como profesionales a la hora de entrenar la empleabilidad, y sobre todo, demostrando que una persona puede estar desempleada, pero no necesariamente tiene que estar parada. Que el estigma del desempleo no es cierto en muchas ocasiones, y que si se generan los cauces y canales adecuados y se confía en las personas, se puede dar la vuelta a la situación. Así nació el Programa Lanzaderas de Empleo, y las más de 580 experiencias por todo el territorio nacional y las más de 12.000 personas que han participado en él nos han enseñado cosas de incalculable valor.

El aislamiento asociado al desempleo genera consecuencias muy perniciosas, por lo que las Lanzaderas combinan la búsqueda de empleo con el empoderamiento colectivo, con una visión compartida, solidaria y global. Y es que, a pesar de la feroz crisis económica que hemos padecido, hay personas desempleadas con competencias muy válidas para el mercado de trabajo, con amplia experiencia profesional etc. Y, además, con unos valores personales muy significativos. Y ello es un elemento de extraordinario valor, tanto para su propio desarrollo como en relación a aquello que pueden aportar a otras personas. Un capital humano que merece salir a la luz, y que ha de aprovecharse.

Si comparamos la situación del mercado de trabajo actual con la del año 2013, no podemos negar que el panorama parece muchísimo más prometedor a día de hoy. Tal y como muestran los datos de la última EPA, la tasa de paro se ha reducido considerablemente. A nivel nacional, hemos pasado de un 26,94% a un 14,45% a finales de 2018, pero ello no significa que no quede trabajo por hacer. Las más de tres millones de personas desempleadas y las tasas de paro que tenemos siguen siendo vergonzantes para un país desarrollado, y lo que la post-crisis ha revelado es que ha habido personas que se han quedado descolgadas del mercado laboral. Y este riesgo es creciente, a tenor de lo que muestran los datos y el efecto de la brecha tecnológica en el empleo.

 

FILOSOFÍA DEL PROGRAMA

El problema del paro no sólo es un problema del Gobierno: es un problema de toda la sociedad. Por lo tanto, la sociedad también tiene que implicarse en la solución del mismo, ya que no se puede dejar a las personas en tiempo muerto, incluso aunque disfruten de una prestación o subsidio. El tiempo de desempleo puede y debe aprovecharse para mejorar la dimensión humana y la profesional. El programa parte de la base de que todas las personas tienen algo que ofrecer a los demás, sea cual sea su situación en el mercado laboral. Las personas desempleadas pueden ayudar a sus compañeros/as a mejorar sus expectativas laborales y vitales.

Es preciso poner el foco de la solución del problema en las propias personas desempleadas, porque son ellas mismas las que, ayudándose mutuamente y con el apoyo de la sociedad, pueden encontrar la energía, el estímulo y los conocimientos que necesitan para salir de su situación. El paro es el problema, pero millones de personas en desempleo nunca pueden ser un problema. Son la solución al mismo.

La filosofía básica del proyecto consiste en considerar a las personas desempleadas no como mano de obra excedente, sino como personas; no como una carga, sino como un capital humano de valor incalculable; no como pacientes o víctimas de una situación de crisis, sino como protagonistas de su propio destino. Se pasa de lo asistencial a lo existencial. Las Lanzaderas conciben a la persona desempleada como la portadora de las competencias necesarias para hacer frente a la situación, y por ello aplica un programa de trabajo diseñado para potenciar la adquisición, desarrollo y/o descubrimiento de dichas competencias. Las Lanzaderas pretenden sacar del aislamiento, soledad, desánimo e invisibilidad a los/as desempleados/as y, a partir del trabajo en equipo, transferirlos a una situación de visibilidad y proactividad, contando con la colaboración y el apoyo de personas y entidades solidarias.

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Viñetas de José María Pérez “Peridis”, creador de la idea

 

Una Lanzadera de Empleo es un equipo personas desempleadas, voluntarias, activas, visibles y solidarias que, coordinadas por un profesional, se apoyan mutuamente para mejorar su empleabilidad y colaborar en la búsqueda activa de empleo para todos y cada uno de los participantes.

En las Lanzaderas de Empleo se busca empleo por cuenta ajena, pero también se promueve el emprendimiento y la actualización de competencias profesionales y personales mediante una formación transversal de carácter práctico. La Lanzadera se basa es un espíritu solidario de colaboración, y funciona mediante una forma que se asimila a una empresa, con su propio plan estratégico, plan de objetivos, una estructura por departamentos etc. Los participantes se comprometen a trabajar conjuntamente, a ayudarse mutuamente para encontrar empleo, montar sus propios proyectos y mejorar su cualificación profesional. Sus miembros actúan como los Mosqueteros: “uno para todos y todos para uno”. Cada persona busca trabajo para sí misma y para los demás, y los demás buscan trabajo para sí mismos y para esa persona. Todas las personas se forman y se desarrollan mutuamente.

 

IMPACTO Y VIGENCIA

Hasta la fecha, se han desarrollado más de 580 Lanzaderas por todo el territorio nacional, llegando a más de 12.000 personas y con una tasa de éxito superior al 60%: personas que consiguen un empleo, lanzan una iniciativa de emprendimiento o se reinsertan en el sistema formativo reglado. El Programa ha sido evaluado externamente con grupo de control en dos ocasiones, por Red Crea y por la Universidad del País Vasco, mostrando su efectividad no sólo en cuanto a la inserción en el mercado laboral, sino en otros aspectos tan importantes como la mejora emocional de las personas.

Con la recuperación de la economía, la tasa de desempleo se ha reducido considerablemente, pero dicha recuperación no ha llegado por igual a todos los sectores. Un 47% de las personas llevan más de un año desempleadas, lo que reduce notablemente sus probabilidades de reentrada al mercado de trabajo. Los análisis que se hacen son, a menudo, de carácter economicista y técnico. Se habla mucho de prestaciones, subsidios, costes para el sistema, adecuación de la formación etc., pero muy poco de las personas y del impacto emocional y la desestructuración social que les genera el desempleo. Las personas no trabajamos sólo por un salario, sino que el trabajo significa para nosotras mucho más, ya que es el principal medio de integración social. Es por eso que las metodologías colaborativas como Lanzaderas de Empleo se muestran tan efectivas, porque reinsertan a la persona en una estructura de iguales en la que pueden aportar, ayudar y ser ayudadas, y en la que demuestran que el desempleo es una fase que no tiene que ser vivida con vergüenza, sino un periodo para volver con más fuerza al terreno de juego. En un mundo de incertidumbres, donde lo digital planea como una amenaza sobre el mercado de trabajo, las Lanzaderas son más necesarias hoy que nunca.

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