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4 enero, 2018

PROYECTO HOMBRE: JÓVENES Y PREVENCIÓN DE CONSUMO DE ALCOHOL Y OTRAS DROGAS

Los datos de la última encuesta del CIS, de junio de 2017, muestran que la actual percepción de la sociedad, en lo que respecta a considerar las drogas como problema, está muy lejos de mostrar una adecuada sensibilización social (puesto 32 como principal problema en el año 2017 frente al puesto 3 en el año 1997).

A pesar de que los datos que arrojan nuestras encuestas, así como los resultados de la evaluación de la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016, muestran que ha habido una mejoría en todos los indicadores de consumo, éstos continúan siendo muy altos, especialmente en lo que respecta a los jóvenes y en relación con algunas sustancias.

Así, según los datos de la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España, EDADES 2015-2016, las drogas más consumidas en los últimos doce meses , entre los jóvenes de 15 a 34, años son las de tráfico legal: el alcohol (79,2%) y el tabaco (40,8%), seguidas por el cannabis (17,1%), teniendo el resto de las drogas valores menores. Por sexo, en edades más tempranas se obtienen valores más elevados en alcohol, tabaco e hipnosedantes entre las mujeres, mientras que, en las drogas ilegales, el predominio es de los varones.

Con respecto al alcohol, el consumo de atracón o binge drinking (cinco o más vasos, cañas o copas de bebidas alcohólicas en una misma ocasión) sigue aumentando y ya dice practicarlo el 17,9% de los encuestados, con mayor prevalencia en el grupo de edad de 15 a 24 años, en el que el 30,6% de hombres y el 22,8% de mujeres afirman que se han dado un atracón de alcohol en el último mes.

En cuanto al tabaco, 94.000 menores entre 14 y 17 años iniciaron su consumo en el último año. Y en relación con el cannabis, destaca el hecho de que el porcentaje de consumidores de esta sustancia entre los 15 y los 17 (14,5%) años duplique al de los mayores de 35 años (5,5%). Entre los consumidores problemáticos, es decir, aquellos que puntúan 4 o más en la escala CAST, se sitúa el 1,8% de la población. Este porcentaje indica que son consumidores problemáticos de cannabis el 19% de la población española (15-64) que ha consumido cannabis en los últimos 12 meses. La prevalencia entre hombres triplica a la de mujeres y el grupo de edad más afectado es el de 15 a 24 años.

Por lo que respecta a las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP), el 3,5% de la población de 15 a 64 años ha probado alguna vez en su vida alguna NSP. Son consumos experimentales practicados mayoritariamente por hombres de 25 a 34 años.

Es importante tener en cuenta que existe una correlación entre la percepción de la disponibilidad de una sustancia, la percepción de riesgo y el incremento de consumo, de tal manera que, a mayor percepción de disponibilidad y menor percepción de riesgo, mayor incremento de consumo.

Los datos de los que disponemos, en este sentido, indican que se confirma la tendencia descendente iniciada en 2009, en cuanto a la disponibilidad de las sustancias, para todas las de tráfico ilegal, siendo el cannabis la más accesible y, en cuanto a la percepción de riesgo: disminuye del 82,4 al 79,8% la población que atribuye riesgo a consumir cannabis una o más veces a la semana, aunque en general aumenta la percepción del riesgo para los consumos esporádicos (una vez o menos al mes) del resto de sustancias estudiadas. En el caso del alcohol, menos de la mitad de la población (45,8%) atribuye bastante o muchos problemas al consumo de 5 o 6 cañas o copas en el fin de semana. Y en cuanto al tabaco, persiste una elevada percepción del riesgo (91,6%) para el consumo de un paquete diario de tabaco, muy por encima de la del cannabis.

Es evidente, por tanto, la necesidad de incrementar la concienciación social y la prevención de los riesgos que estos consumos suponen, especialmente en cuanto a la población adolescente y joven se refiere, ya que no existe ninguna duda, desde la evidencia científica disponible, de que el consumo de sustancias con potencial adictivo entraña riesgos para la salud. Además dichos riesgos se incrementan exponencialmente si el consumo se inicia en edades tempranas, por afectar directamente al desarrollo madurativo del cerebro, constituyendo un riesgo para quien lo realiza.

La Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017- 2024, que se aprobará este año, continua apostando por unos objetivos claros relacionados con la concienciación social y la prevención.

 

Por ello, la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017- 2024, que se aprobará este año, continua apostando por unos objetivos claros relacionados con la concienciación social y la prevención que permitan disminuir el número de jóvenes que experimentan con las drogas, favoreciendo retrasar el contacto con las mismas para que, en el caso de que éste se produzca, se den unas circunstancias de madurez personal que les permitan afrontar con éxito los riesgos de ese consumo, reduciendo los daños y riesgos asociados a los patrones de consumo que siguen muchos jóvenes en la actualidad.

Las estrategias de prevención que se lleven a cabo para alcanzar los objetivos propuestos deben partir de una información de la realidad sólida, dotarse de buenas herramientas para actuar teniendo en cuenta los avances en el conocimiento y las mejoras en la práctica preventiva y aunar aquellas actuaciones dirigidas a las personas con otras orientadas a reducir los factores de riesgo y promover los de protección en los entornos, con intervenciones denominadas de prevención ambiental que actúan a nivel social.

Además, estos objetivos deben perseguirse a través de una respuesta integral y evaluada. La prevención de riesgos requiere de una dimensión social para que se reconozca la importancia de los problemas relacionados con el alcohol y las otras drogas, tanto a nivel de daños y costes personales como sociales.

Tenemos por delante, por tanto, una amplia tarea a desarrollar que afecta a las administraciones, a las entidades sociales, a las sociedades científicas, a las familias, en definitiva, a toda la sociedad ya que las estrategias, planes, normas y leyes son muy importantes, pero por sí solas no revierten las situaciones. Trabajando para evitar el consumo de alcohol y otras drogas, no beneficiamos sólo a los jóvenes afectados sino al conjunto de la sociedad, y esa es una responsabilidad social que nos corresponde a todos.

Francisco de Asís Babín

Delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas

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