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26 abril, 2018

CAMPAÑA MENORES SIN ALCOHOL. Educar-informar-prevenir                                  

El cuidado de la salud en la etapa infantil y adolescente es importante para todas las sociedades.  En este sentido, la Estrategia Health 2020 de la OMS,  marco de políticas para la salud y el bienestar en Europa, pone especial énfasis en adoptar una perspectiva de ciclo vital que sea capaz de llamar la atención sobre la salud infantil  y adolescente, de visibilizar su importancia para la salud de la población en las próximas décadas.

Con esta misma perspectiva, la prevención constituye el pilar sobre el que se apoyan las políticas sobre adicciones en nuestro país, y considera a la población menor de edad como el sector poblacional  que por diversas razones (etapa de desarrollo, vulnerabilidad a los estímulos, curiosidad ante las novedades, etc.), puede verse afectado en mayor medida en relación con el consumo de sustancias con potencialidad adictiva. Por ello, es fundamental  promover una conciencia social sobre la relevancia  de los problemas, daños y costes personales y sociales relacionados con el consumo de estas sustancias  por los menores de edad y la implicación necesaria de la sociedad en su conjunto como parte activa en su solución.

Desde hace ya varios años, existe una preocupación por el consumo de alcohol por menores de edad,  desde distintos sectores profesionales,  ante la evidencia científica,  cada vez más precisa y abundante, de la especial vulnerabilidad de los menores a los perjuicios que ocasiona el  consumo de bebidas alcohólicas, por ser éstas etapas en las que la maduración física, psíquica y social no ha sido aún completada.

A la hora de establecer estrategias de sensibilización, información y prevención, como en todo fenómeno que afecte a  cualquier ámbito de la salud (orgánico, psicológico o social), es necesario preguntarse no sólo por la realidad del consumo de alcohol en los diferentes segmentos de población,  sino también por la percepción social del riesgo que existe sobre el mismo,  teniendo en cuenta que la   evidencia científica también nos indica que cuando combinamos una menor percepción de riesgo, mayor tolerancia y mayor disponibilidad, nos encontramos con mayores prevalencias de consumo y por tanto con mayores riesgos.

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 ¿Cuál es la realidad del consumo de alcohol por parte de la población menor de edad?          

Los datos de los que disponemos[1] , en población de 14 a 18 años,  nos muestran que la edad de inicio del consumo de alcohol en España es muy baja, tanto de manera ocasional (13,8 años), como con periodicidad establecida (15 años para el consumo semanal). Aunque el consumo se realiza mayoritariamente el fin de semana,  un 1,7% ha consumido alcohol diariamente en los últimos 30 días (0,9% a los 14 años y 2,4% a los 17 años).

Por otra parte, una importante proporción de quienes consumen bebidas alcohólicas a estas edades, realizan consumos intensivos en frecuencia y cantidad (“consumo de atracón”: consumo de 5 o más vasos o copas de bebidas alcohólicas en un intervalo de tiempo no superior a dos horas), lo que aumenta los efectos y consecuencias asociadas a éstos. La extensión de este patrón de consumo, sigue siendo muy alta: el 22.2%  admitió haberse emborrachado en el último mes y el 32.2% haber realizado “consumo en atracón”.

¿Cuál es la percepción social del problema?

El consumo de bebidas alcohólicas, a diario o en fin de semana, es la conducta considerada menos peligrosa por la población de 14 a 18 años, a mucha distancia de los consumos del resto de drogas. Pero también, si atendemos a los datos en población general de 15 a 64 años[1], el consumo de alcohol es considerado como el menos peligroso de todos.

En este sentido resulta relevante, como indican  los últimos  datos de  los que disponemos, que la permisividad del consumo de alcohol por menores de edad, por parte de los padres y las madres, es el doble que para el consumo de tabaco.

Campaña  #MenoresSinAlcohol: Educar, Informar, Prevenir

Un éxito indiscutible para cualquier sociedad moderna y avanzada es que la sociedad interiorice conductas y hábitos preventivos derivados de las políticas sanitarias  avaladas por la evidencia científica y que esa interiorización guíe de manera natural las elecciones y toma de decisiones de las personas en aspectos relacionados con su salud.

Es un hecho que en las últimas décadas se han alcanzado logros relevantes en la prevención de diferentes enfermedades, conseguidos en parte a través de actuaciones de sensibilización e información a la sociedad. Hábitos y prácticas perjudiciales para la salud de las personas que años atrás eran aceptadas o minusvaloradas como potencialmente dañinas, a día de hoy serían impensables.

Por todo ello, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha pretendido reforzar la percepción de  nuestra sociedad sobre los problemas derivados del consumo de alcohol, y con ello,  proteger a los sectores más vulnerables y, para ello, se ha elaborado la campaña  #MenoresSinAlcohol: Educar, Informar, Prevenir

La finalidad última  de esta  campaña  es que la sociedad adulta interiorice que el consumo de alcohol por menores  de edad, afecta a su desarrollo presente y futuro. Se pretende, por tanto, hacer un llamamiento a los adultos  a cuestionarse sobre el consumo de alcohol de los menores que tienen más cerca y contribuir con ello a conformar una sociedad menos tolerante con el consumo de alcohol.

Para ello, por una parte  se presenta la realidad a través de datos objetivos de consumo en menores de edad  y sus posibles consecuencias y  por otra, se visibiliza la mirada de los adultos hacia ese consumo y sus riesgos,  intentando hacer consciente el problema.

Para dotar de mayor eficacia al componente persuasivo, se ha personalizado el mensaje dirigido al mundo adulto y así se  identifican, en un primer momento, los riesgos del consumo de alcohol en los menores, en abstracto, para después mover a los adultos a hacer el problema como suyo  y para ello se han segmentado los materiales de la campaña en creatividades dirigidas de manera individual a padres y a madres alternando, así mismo en ellas, la presencia de la imagen del menor “hijo” y del menor “hija”.

La campaña persigue reducir, o al menos hacer conscientes,  la aceptación social, banalización, normalización y permisividad hacia el consumo de alcohol en menores, con el objeto de disminuir dicha normalización.

Pero este es un objetivo que sólo es posible con la implicación de todos: como familiares y educadores reforzando nuestra  responsabilidad a la hora de educar a nuestros menores; como sociedad, cuestionándonos nuestra tolerancia frente a su  consumo de alcohol; y desde las administraciones, haciendo frente a nuestra   responsabilidad de informar, sensibilizar, educar,  prevenir y de  garantizar la protección de la salud de nuestros menores,  con el fin último de hacer plenamente efectivo el derecho a la protección de la salud consagrado por la Constitución Española.

 

[1] Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) 2014/2015

[2] Encuesta sobre alcohol y drogas en España, EDADES 2015-2016

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