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24 septiembre, 2019

La población gitana y su incorporación al mercado laboral: el trabajo de la Fundación Secretariado Gitano

Arantza Fernández

Directora Dpto. de Empleo de Secretariado Gitano

 

La situación de la comunidad gitana española, compuesta según estimaciones por unas 700 mil personas, ha cambiado considerablemente en los últimos 40 años, comparativamente más que en los cinco siglos que llevan viviendo en España.

Para los gitanos españoles, la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución Española les sitúan en el primer momento de su historia en el que pasan a ser formalmente sujetos de derecho, formalmente ciudadanos iguales al resto. Obviamente su posición en la jerarquía social continuaba siendo la más baja y con enormes diferencia social objetiva y simbólica[1].

Con todo, los años 80 y 90 supusieron años de avance sin precedentes, sobre todo teniendo en cuenta el punto de partida, pero no solo. Como ya hemos destacado en otros momentos[2], la puesta en marcha de nuestro tardío y precario Estado del Bienestar, transformó la sociedad española y con ello a la comunidad gitana. El acceso a la sanidad universal, al sistema educativo, a las pensiones no contributivas, a los planes de vivienda social y a las prestaciones sociales y demás mecanismos de protección, supusieron una transformación sin precedentes de las condiciones de vida de la población gitana.

De hecho, la mejora y el cambio son muy intensos si se comparan con las situaciones de partida en las que se encontraban las familias gitanas en aquel momento y son igualmente relevantes cuando las comparamos con la situación de las comunidades gitanas en resto de los países europeos. Sin embargo, el avance no es tan positivo cuando la comparamos con los indicadores de integración y bienestar del conjunto de la sociedad española.

Es también importante resalta que aunque en términos generales, los miembros de la comunidad gitana comparten una serie de características comunes que permiten su reconocimiento mutuo, debe señalarse que esta comunidad también se caracteriza por su heterogeneidad y diversidad.

Un número significativo de gitanos y gitanas siguen experimentando serias dificultades para acceder al empleo y a la formación profesional, un problema que supone una de las causas principales de la desigualdad y de la exclusión social.

No es menos evidente, sin embargo, que la población gitana continúa sufriendo los niveles más altos de rechazo en la sociedad española actual y que es uno de los grupos más excluidos social y económicamente. Un número significativo de gitanos y gitanas siguen experimentando serias dificultades para acceder al empleo y a la formación profesional, un problema que supone una de las causas principales de la desigualdad y de la exclusión social. El declive de sus profesiones y actividades tradicionales (venta ambulante, recogida de papel y chatarra, etc.), junto a su falta de cualificación han contribuido a su expulsión del mercado laboral. Los prejuicios y estereotipos que han llevado a la estigmatización de los gitanos por la sociedad mayoritaria también han contribuido a esta situación.

El grado de inclusión o exclusión de una persona en la sociedad y el riesgo que corren en caer en una situación de vulnerabilidad y de pobreza está fuertemente relacionada con cinco elementos claves: el empleo, la protección social, la vivienda, la educación y la salud.

Desde la Fundación Secretariado Gitano hemos apostado por el empleo y la incorporación al mercado laboral, como una de las llaves hacía la inclusión social, entendiéndola como un proceso bidireccional, con fuerte implicación activa de todos y todas, que únicamente es posible si existen opciones reales de movilidad social, de promoción, lo que supone no solo garantizar derechos y evitar la discriminación, sino sobre todo trabajar por compensar las desventajas mediante acciones positivas y programas específicos.

Desde este enfoque la Fundación Secretariado Gitano puso en marcha, hace ya 20 años una experiencia piloto en el madrileño barrio de Pan Bendito (Madrid), en donde desarrolló un modelo de intervención en el ámbito del empleo por cuenta ajena con población gitana, el programa Acceder, de la mano del Fondo social europeo. Esta experiencia piloto, novedosa no solo en España, sino en Europa, sentó las bases del programa que hoy en día se desarrolla en 14 comunidades autónomas, con 59 equipos de intervención, y  al que en diciembre del 2018, ya se  habían acercado más de 104.692 personas, un 70% gitanos y gitanas, había conseguido que más de 30 mil persona mejoran sus cualificaciones y competencias para el empleo, consiguiendo más de 81 mil contratos, y colaborando para ello con más de 26.400 empresas repartidas por todo el territorio español.

Foto FSG

Acceder surgió como un modelo de intervención para la inclusión laboral de aquellos y aquellas que más alejados se encuentran del mercado laboral, que aprendió y escuchó de iniciativas para el empleo que se venían desarrollando por toda Europa, realizando las adaptaciones necesarias a contextos de vulnerabilidad y de la población gitana española. Es un modelo de intervención integral, sustentado, por un lado, en el desarrollo de Itinerarios integrados de inserción socio-laboral y, por otro lado, en acciones globales y medidas complementarias para mejorar la imagen social de la comunidad gitana, luchar contra la discriminación y promover políticas más activas de inclusión social hacia la comunidad gitana, y que se sustenta sobre tres pilares fundamentales:

  • Una Intervención personalizada, desde la realización del inventario curricular y competencial, así como un análisis de diversas variables, el diagnóstico ocupacional y educativo, el diseño del itinerario personal de inserción de cada participante, único y exclusivo.
  • Una intervención en el entorno inmediato desde un enfoque socio-familiar y comunitario, con un abordaje integrado en coordinación con los distintos servicios públicos.
  • Una intervención en el mercado de trabajo, detectando posibilidades de trabajo y alianzas, estableciendo relaciones con el entramado empresarial haciéndoles partícipes y corresponsables de la consecución de nuestro fin, reducir la desigualdad y generar oportunidades laborales para la población gitana.

Entendemos además el itinerario como un proceso planificado, consensuado entre profesionales de la inserción laboral y los/las beneficiarios/as, cuyas acciones respondan a las necesidades y expectativas de cada persona y se adapten a ella, en permanente construcción y, por tanto, flexible.

Acceder parte de unos principios básicos que están plenamente incorporados en nuestro modelo de intervención:

  • Considerar que es necesario aumentar y consolidar la llamada centralidad en el empleo (el lugar que ocupa en las referencias y proyectos de vida), factor determinante de incorporación laboral y de permanencia en un mercado lleno de inseguridades.
  • Establecer que la mejora de la empleabilidad deberá estar enfocada a un modelo de desarrollo de competencias profesionales y personales que les otorgue una mayor capacidad de adecuación a su entorno y desarrollo personal, promoviendo un aprendizaje permanente.
  • El concepto de ‘itinerario’ no consiste en una intervención puntual y concreta, sino una intervención integral que aborda las principales dimensiones de la inclusión social con mayor intensidad y de forma constante, fortaleciendo la toma de decisiones, y articulando una fuerte coordinación y trabajo en red con el entorno en el que la persona está inserta.
  • Incorporando en nuestras actuaciones el enfoque “explícito pero no exclusivo”, de acuerdo a los Principios Básicos Comunes para la Integración de la Población Gitana (Conclusiones del Consejo de la UE para la Inclusión de la Población Gitana http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/en/lsa/108377.pdf), principios de actuación que rigen el trabajo con la población gitana, y dentro de los cuales está el Principio nº 2: Enfoque explícito pero no exclusivo, que implica centrar las intervenciones en la comunidad gitana, sin excluir a otras personas en similares circunstancias socioeconómicas, y que se considera, según el documento acordado de los Principios, “esencial para las iniciativas políticas de inclusión de la población gitana”.

Pero estos buenos resultados no deben ser la excusa para conformarnos y no plantearnos retos pendientes. Ya en el informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2015) se señalaba que el modelo tradicional de empleo está cambiando en los países más desarrollados. Este, que estaba definido por ser un empleo asalariado, permanente y fijo, se está viendo cuestionado por la realidad de empleos temporales, falsos autónomos y precariedad. La crisis económica ha supuesto una destrucción masiva de empleo, y de devaluación de salarios de los que menos ganan que ha contribuido a intensificar la paradoja de los trabajadores pobres. Esta es la realidad en la que se mueven muchas de las personas gitanas que acceden a un empleo y sobre la que tenemos que seguir trabajando, y en donde creemos solo podremos tener alguna incidencia si ponemos todavía más esfuerzos en la mejora de la cualificación de la población gitana, para que así tengan mayores y mejores oportunidades en el mercado laboral actual y futuro. Que conseguir un empleo sea una garantía para salir de la pobreza.

[1] Laparra Navarro, Miguel. Informe sobre la situación social y tendencias de cambio en la comunidad gitana. Una primera aproximación. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2007.

[2] Rodriguez Hernández, Isidro. Diez años de intervención social. Gitanos Pensamiento y Cultura, nº 49-50. FSG Madrid 2009

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