¿Fomentan las series el consumo entre jóvenes?

Estamos viviendo un auge de series enfocadas al mundo del consumo, la producción y el tráfico de drogas. Cocinar metanfetamina es la nueva moda. Y si no que pregunten a los productores de Breaking Bad, serie que ha cosechado éxitos de audiencias en todos los países, y cuyo protagonista –ante la aparición de un cáncer– decide traficar con drogas para salvar a su familia. Este tipo de influencias no pasan desapercibidas por los millones de personas, entre ellos jóvenes, que ven estas series.

Breaking Bad presenta un nuevo arquetipo de protagonista que, bajo una premisa positiva –conseguir dejarle dinero a su familia– se encamina en una serie de acciones problemáticas, como es la producción y tráfico de drogas de alto voltaje, como la metanfetamina, conocida como la ‘droga más peligrosa del mundo’. Esto puede tener un gran recibimiento por parte del público joven, siempre abierto a todo producto cultural que se presente como antisistema y que vaya, de algún modo, contra las normas sociales establecidas. Y esto no puede pasarse por alto cuando es en esas edades cuando se es más influenciable.

La presencia de un héroe de ficción cuya meta es conseguir el bien a través de una mala acción –el fin justifica los medios– no es nada nuevo ni sorprendente, sí lo es tal vez el tipo de medio que utiliza en este caso. En Estados Unidos se ha presenciado un rebrote del consumo de metanfetamina y, aunque no hay estudios que lo abalen, hay quien asocia esto al auge de la conocida serie. Si bien esta no es la única serie sobre drogas en el panorama actual –The Wire, Narcos, Weed, etc.–sin duda es una de las que más repercusión mediática ha tenido. ¿Hasta qué punto estamos permitiendo que se normalice ya no solo el consumo de drogas si no su producción y su venta? La televisión y todos los productos culturales que se generan no son asépticos ni totalmente libres porque tienen una responsabilidad social para con la sociedad que los consumirá, sobre todo para con los y las más jóvenes.

No es la única serie que ha triunfado y ha incidido peligrosamente en la visión que tienen los y las adolescentes sobre las drogas. Hace ya tiempo fue el turno de Skins, una serie británica cuyos protagonistas eran un grupo de adolescentes que vivían y se relacionaban en torno a la ilegalidad, el sexo y el consumo de sustancias adictivas como drogas y alcohol. De esta forma también se presentaban arquetipos de enfermedades mentales como la depresión o la anorexia que distorsionaban la imagen de las mismas, restándoles seriedad.

Mientras los productos audiovisuales sigan fomentando ideas y valores que justifiquen y normalicen el consumo de drogas, la percepción del riesgo seguirá disminuyendo, provocando que aumente el consumo entre los y las jóvenes.