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20 septiembre, 2018

DESIGUALDADES DE GÉNERO EN SALUD PÚBLICA Y DROGODEPENDENCIAS

La equidad de género es un derecho fundamental de las personas. Su promoción es necesaria desde una perspectiva de los derechos humanos y también desde el punto de vista de la salud pública, para la igualdad en el acceso a los servicios de salud, empoderamiento y visibilización en los ámbitos privados y públicos de la vida. Como movimiento social y político, el feminismo es revolucionario al proponer sociedades nuevas, igualitarias y respetuosas. La perspectiva de género como herramienta teórica y metodológica es clave para visibilizar desigualdades, entendida desde una perspectiva grupal, no como algo estático, sino en construcción y reproducción a través de las interacciones cotidianas en la vida social (West & Zimmerman, 2009). Sabemos que el sistema de género es el que ordena, otorga valores, normas, costumbres y comportamientos. Contribuye así a las diferencias en exposición y vulnerabilidad a factores de riesgo para la salud de hombres y mujeres (Sen y Östlin, 2007). En Salud Pública, la perspectiva de género está generando interés sobre temas de investigación que habían permanecido en el olvido. A continuación presentamos de manera introductoria algunos ámbitos que podrían ser claves en la  investigación y debate.

 

  1. Visibiliza enfermedades ignoradas en las mujeres

 

En este sentido, un ejemplo revelador en los últimos años para comprender el impacto de la perspectiva de género sobre la salud pública es el trabajo realizado sobre las “Cardiopatías”, gracias al cual se ha mostrado cómo el género afecta a la propia construcción de la enfermedad, que siempre se había considerado masculina (Bolívar-Muñoz, 2013). Se viene detectando que las mujeres mostramos un patrón diferente a los hombres ante el infarto de miocardio. Al no conocer esta diferencia y  haberse generalizado la información con los síntomas masculinos se ha dificultado su diagnóstico rápido, aumentando la mortalidad por no llegar a tiempo a los servicios sanitarios. Los estudios sobre cardiopatías con perspectiva de género abren la puerta a las posibilidades que el feminismo puede tener en la visión diferencial en otras muchas patologías quizás estudiadas sin perspectiva de género.

 

  1. Saca a la luz situaciones que afectan a la salud de las mujeres como los procesos de medicalización diferencial

 

En lo que respecta a la salud de las mujeres se da una paradoja, las mujeres viven más años pero con peor estado de salud. La salud de las mujeres tiene relación con su socialización, con el control sobre los recursos y capacidad para la toma de decisiones, que son en general más desfavorecidas; la menor esperanza de vida de los hombres se debe a que tienen peores hábitos de salud, son menos propensos a consultar con los servicios de salud  y practican más conductas de riesgo. La vida de las mujeres se caracteriza por estar más medicalizada que la de los varones. En la encuesta EDADES sobre alcohol y drogas en España del Plan Nacional sobre Drogas del año 2015-16 se estimó que la prevalencia del uso de ansiolíticos e hipnóticos fue del 12%, siendo el 15,8% para mujeres y el 8,3 % para hombres (EDADES, 2015). Mirar desde la perspectiva de género ayuda a que se comprendan las diferencias de consumo de estos fármacos entre hombres y mujeres.

 

Una hipótesis sobre las causas que motivan el sobreconsumo de estos fármacos en mujeres sería la de la mayor vulnerabilidad biológica a los trastornos de salud mental. Sin embargo, los estudios con perspectiva de género contradicen esta visión. No se ha podido demostrar que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres hagan a éstas más propensas a padecer trastornos mentales (Doyal, 2000). A las mujeres se les atribuyen con más frecuencia diagnósticos debido a cambios en el humor y a trastornos por ansiedad (Mostofsky y Barlow, 2000) y esto provoca una mayor frecuencia de prescripción de psicofármacos. Por otro lado, las mujeres acuden a consultas médicas con mayor frecuencia que los hombres y reciben más prescripciones por problemas de salud, incluyendo problemas de salud mental.

 

Las mujeres acuden a consultas médicas con mayor frecuencia que los hombres y reciben más prescripciones por problemas de salud, incluyendo problemas de salud mental.

 

  1. Muestra la violencia de género como un problema de derechos humanos y su conexión con la salud de las mujeres.

 

La OMS ha advertido de que la violencia contra las mujeres ha adquirido dimensiones epidémicas (WHO, 2013). Las mujeres que han padecido violencia de género llegan a los centros de salud con distintos problemas de salud física y mental. Es probable que acudan antes a los servicios de urgencia pidiendo ayuda que a los servicios sociales o el sistema de justicia, por ello se ha visto como un lugar privilegiado para la intervención. La violencia de género es un factor de riesgo para diferentes problemas de salud. Distintas investigaciones han mostrado un incremento en el dolor crónico, problemas gastrointestinales, enfermedades ginecológicas incluyéndose enfermedades de transmisión sexual, depresión, o stress postraumático (Ruiz Pérez et al., 2004).

 

  1. Destaca las desigualdades en los cuidados y la sobrecarga laboral de las mujeres.

 

El Índice de Igualdad de Género es un indicador que mide las brechas de género dentro de un rango de áreas relevantes en el marco de las políticas de la UE (trabajo, dinero, conocimiento, tiempo, poder, salud, violencia y desigualdades interseccionales). Según el informe de 2017, que analiza los datos del periodo 2005-2015, la esfera del tiempo revela la tercera puntuación más baja (65,7%) con respecto al resto de dominios centrales que analiza el Índice de Igualdad de Género. Representa un descenso de tan solo un 1% con respecto a diez años atrás (64, 7% en 2005). Esto pone de manifiesto los persistentes desequilibrios en el uso del tiempo en Europa y la división desigual del trabajo no remunerado entre mujeres y hombres en la esfera privada, que sigue siendo la mayor barrera para la igualdad de género y que tiene un fuerte impacto sobre la salud femenina (EIGE, 2017).

Investigaciones como las de María Ángeles Durán han señalado que el cuidado es incompatible con la generación de rentas. Para ella, las mujeres primero hemos accedido masivamente a la educación, después al empleo, pero el hueco que hemos dejado en los cuidados no lo han ocupado los varones. Las mujeres cuidan más (Durán, 2011). Distintas investigaciones han mostrado cómo las mujeres que cuidan más ven afectada su salud (García Calvente et al., 2004).

 

  1. Nueva visión de los problemas de salud pública en los que las mujeres han sido ignoradas: problemas de consumo de alcohol e impacto diferencial del consumo de otras drogas

 

Las crisis de drogas en España se han caracterizado por la escasa participación de las mujeres, poco tendentes a consumir drogas de comercio ilegal. Sin embargo, las últimas décadas se han caracterizado por un aumento continuado en el consumo de sustancias de comercio legal entre las chicas a edades muy tempranas.

Así, las tendencias del consumo de drogas señalan que las chicas sobrepasan con amplitud a los varones en el consumo de drogas legales, entre ellas el consumo de alcohol (Romo Avilés, 2018). La Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundaria (ESTUDES) permite hacer una radiografía básica sobre los patrones de consumo de alcohol. Según los datos de la encuesta 2016-17, dirigida a jóvenes de 14 a 18 años, el 75,6% de la muestra ha consumido alcohol en los últimos doce meses, estando dicho consumo más extendido entre las chicas (76,9% chicas; 74, 3% chicos). La edad media de inicio al consumo de alcohol se sitúa en 14 años, manteniéndose estable con respecto a años anteriores. Aumenta la presencia de las chicas a las edades más tempranas (14 y 15 años) para patrones de consumo intensivo: “binge drinking”. Del mismo modo, a los 14, 15 y 16 años el porcentaje de chicas que se ha emborrachado en el último mes es mayor que el de chicos (con un 9,2%, 17,4% y 20,1% respectivamente) (ESTUDES, 2016).

Las tendencias del consumo de drogas señalan que las chicas sobrepasan con amplitud a los varones en el consumo de drogas legales, entre ellas el consumo de alcohol

Estos datos obligan a repensar la influencia del sistema de género en dichos cambios sociales, así como sus implicaciones en las conductas que se relacionan con la salud. Tradicionalmente, el consumo público de alcohol había sido descrito como una forma de demostración de masculinidad; una practica que pone en valor la representación de comportamientos asociados a la capacidad de aguante y la adopción de riesgos. Desde esta perspectiva, los mayores consumos de sustancias de las  jóvenes  de  la generación actual podrían interpretarse como estrategias que reducen las diferencias de género (Measham & Østergaard, 2009). Puede que el avance hacia la igualdad conlleve para las chicas adolescentes la incorporación a conductas de riesgo consideradas típicamente como masculinas. Las chicas están redefiniendo el sistema de género a través de prácticas relacionadas con el consumo de alcohol y otras drogas legales. Estos cambios en los patrones normativos de consumo están contribuyendo a revelar toda una serie de rupturas de género dentro de la sociedad española; rupturas que tienen que ver, en primera instancia, con el hecho de que las adolescentes asocien el consumo de alcohol al placer, así como a hacerlo en espacios públicos.  Nos quedan por ver las consecuencias que para su salud puedan tener estos cambios en los patrones de consumo y si conllevan un mayor acceso a los recursos económicos y sociales, a situaciones de la vida social de mayor igualdad y libertad.

 

 

Bibliografía:

Bolívar Muñoz, J. (2013). La búsqueda de ayuda en hombres y mujeres con Síndrome Coronario Agudo: Un estudio desde la perspectiva de género y la desigualdad social. (Tesis Doctoral). Universidad de Granada, Granada.

Doyal, L. (2000). Gender equity in health: debates and dilemas. Social Science & Medicine, 5, 931- 939.

DGPNSD: Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Droga (2016). Encuesta Estatal sobre

uso de drogas en Enseñanza Secundaria en España: ESTUDES. [Consultado: 09/04/2018].

Disponible en: http://www.pnsd.msssi.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2016_Presentacion.pdf

DGPNSD: Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Droga (2015). Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España. EDADES. [Consultado: 09/04/2018].

Disponible en: http://www.pnsd.msssi.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/2017_Informe_EDADES.pdf

Durán Heras, M. A. (2011). El trabajo de cuidado en América Latina y España. Madrid, España: Fundación Carolina CeALCI.

EIGE (2017). Gender Equality Index 2017: Measuring gender equality in the European Union 2005-2015 Report. Oficina de publicationes de la UE. Disponible en http:// eige. europa.eu/rdc/eige-publications/genderequalityindex2017measuringgenderequalityeuropeanunion2005-2015-report.

García Calvente, M. M., Mateo-Rodríguez, I. y Maroto-Navarro, G. (2004). El impacto de cuidar en la salud y la calidad de vida de las mujeres. Gaceta sanitaria, 18 (2), 83-92.

Measham, F., & Østergaard, J. (2009). The public face of binge drinking: British and danish Young women, recent trends in alcohol consumption and the european binge drinking debate. Probation Journal, 56(4), 415-434. 10.1177/0264550509346526 Retrieved from http://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0264550509346526

Mostofsky D. I, Barlow D. H, (2000). The management of stress and anxiety in medical disorders. Needham heights, M.A: Allyn Bacon.

Romo-Avilés, N. (2018). Drugs and Gender. In: Ronzani T. (eds.) Drugs and Social Context. Springer, Cham.

Ruiz-Pérez, I., Blanco-Prieto, P. y Vives-Cases, C. (2004). Violencia contra la mujer en la pareja: determinantes y respuestas sociosanitarias. Gaceta sanitaria, 18 (5), 4-12.

Sen, G. & Östlin, P. (2007). Unequal, Unfair, Ineffective and Inefficient Gender Inequity in Health: Why it exists and how we can change it. Final report of the Women and Gender Equity Knowledge Network (WGEKN). Karolinska Institutet. Retrieved from: http://www.who.int/social_determinants/resources/csdh_media/wgekn_final_report_07.pdf

West, C. & Zimmerman, D. H. (2009). Accounting for doing gender. Gender & Society, 23 (1), 111-122 https://doi.org/10.1177/0891243208326529

World Health Organization. (‎2013)‎. Global and regional estimates of violence against women: prevalence and health effects of intimate partner violence and non-partner sexual violence. World Health Organization. Retrieved from: http://www.who.int/iris/handle/10665/85239

 

AUTORAS:

Nuria Romo-Avilés

Laura Pavón-Benítez

Departamento de Antropología Social

Instituto Universitario de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género. Universidad de Granada

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