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20 septiembre, 2019

EL FONDO SOCIAL EUROPEO: INVIRTIENDO EN LAS PERSONAS

Ángel María García Frontelo

Subdirector General de la Unidad Administradora del Fondo Social Europeo (Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social)

Se cumplen 62 años de la firma de los Tratados de Roma que dieron origen a la actual Unión Europea, el gran proyecto geopolítico del continente en nuestro tiempo. Desde su gestación, este proyecto de integración ha tenido entre sus señas de identidad la dimensión social. Tanto es así que ya en aquel Tratado fundacional de la Comunidad Económica Europea de 1957 se establecía el Fondo Social Europeo (FSE), lo que convierte a éste en el más antiguo de los fondos estructurales.

Los fondos estructurales forman parte de la política europea de cohesión económica, social y territorial, que busca la reducción de las diferencias en el desarrollo de las 247 regiones de la Unión Europea, además de promover un crecimiento sostenible, inteligente e inclusivo en esos territorios.

El término fondos estructurales suele asociarse con el FEDER, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, cuyos letreros pueden verse al borde de las carreteras o delante de muchas obras públicas. El FSE probablemente resulte menos conocido pues, en lugar de financiar obras tangibles y fácilmente visibles como son las infraestructuras (sin duda también necesarias), se destina directamente a las personas: a mejorar su capacitación, su formación profesional, sus posibilidades de conseguir y mantener un empleo de calidad, y su adecuada inclusión social.

El FSE invierte en las personas porque es una inversión inteligente no sólo por razones de justicia social, sino también porque es económicamente rentable: por cada euro invertido en ayudar a personas vulnerables, siempre se produce un retorno mucho más elevado

A partir de unos inicios centrados en financiar la readaptación de los trabajadores en sectores que atravesaban procesos de reconversión, el FSE fue evolucionando hasta convertirse en un instrumento esencial de la Estrategia Europea de Empleo. Se ha calculado que en el período 2007-2013, 9,9 millones de personas de la UE encontraron empleo tras finalizar su proyecto financiado por el FSE.

En los próximos años el FSE constituirá, además, un elemento clave para la aplicación del Pilar Europeo de Derechos Sociales proclamado el 17 de noviembre de 2017.

Sin perjuicio de lo anterior, la razón de ser del FSE queda hoy sintetizada en el lema con el que se anuncia: El Fondo Social Europeo invierte en las personas.

Cuánto invierte el FSE en las personas

En el conjunto de Estados miembros, el FSE supone aproximadamente 10.000 millones anuales de ayuda procedente del presupuesto de la UE. En España el FSE invierte unos 1.000 millones al año.

Las dotaciones se establecen para períodos de programación de 7 años. En el vigente período de programación 2014-2020 (cuya ejecución se extenderá hasta 2023), España cuenta con una asignación de ayuda de la UE para invertir en las personas de 10.374 millones de euros.

La cifra citada incluye: el Fondo Social Europeo, con 8.449 millones; la Iniciativa de Empleo Juvenil (IEJ), con 1.362 millones; y el Fondo de Ayuda Europea a las Personas más Desfavorecidas (FEAD), con 563 millones.

A esas cantidades hay que añadir la cofinanciación que obligatoriamente ha de aportar el Estado miembro para complementar la ayuda europea. De esta forma en España la inversión total, sumando ambas fuentes, asciende a 13.855 millones.

 

En qué objetivos invierte el FSE para mejorar la vida de las personas

En España, este importante volumen de recursos del FSE se invierte principalmente en 3 grandes ejes, esto es, el empleo, la  inclusión social y la educación y formación, que se concretan en otros tantos objetivos temáticos:

  • Promover la sostenibilidad y la calidad en el empleo y favorecer la movilidad laboral, con una inversión prevista de 4.395 millones de ayuda UE.
  • Promover la inclusión social, luchar contra la pobreza y cualquier forma de discriminación, en lo que se invertirán más de 2.000 millones de ayuda UE.
  • Invertir en educación, formación y formación profesional para la adquisición de capacidades y el aprendizaje permanente, con una dotación de 2.135 millones de ayuda UE.

La inversión en estos objetivos se distribuye a través de 23 programas operativos: 19 de alcance autonómico (uno por cada comunidad o ciudad autónoma) y 4 de ámbito estatal: Empleo Juvenil (POEJ), Empleo, Formación y Educación (POEFE), Inclusión Social y Economía Social (POISES) y Asistencia Técnica (POAT).

 

La inversión del FSE en la inclusión social de las personas

En el actual período 2014-2020, el FSE ha puesto un especial acento en luchar contra la exclusión social y contra todos los tipos de discriminaciones, destinando, según se ha señalado, una parte importante de sus recursos a las personas más desfavorecidas.

En este sentido cabe destacar el ya mencionado Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social (POISES), un programa de ámbito estatal con una dotación total de 1.095 millones (812 millones de ayuda UE) que se dirige específicamente a los grupos más vulnerables, tales como las personas con discapacidad, las pertenecientes a minorías étnicas, la población reclusa o ex reclusa, las personas desempleadas de larga duración, las víctimas de trata o de violencia, las personas migrantes y de origen extranjero, las personas sin hogar, o las personas con problemas de adicciones.

El POISES está invirtiendo fundamentalmente en las siguientes prioridades:

  • La inclusión activa, a través, por ejemplo, de itinerarios integrados y personalizados dirigidos a las personas más alejadas del mercado laboral
  • La integración socioeconómica de comunidades marginadas, en particular de la población gitana
  • La lucha contra todo tipo de discriminación y la promoción de la igualdad de oportunidades
  • El fomento de la economía social y solidaria con el fin de facilitar el acceso al empleo.

 

Para dar la respuesta más adecuada al reto de la inclusión social y para que los cuantiosos recursos que el FSE destina a estas prioridades logren los mejores resultados es imprescindible una adecuada cooperación entre el sector público y la sociedad civil.

El POISES constituye un modelo satisfactorio de esta cooperación. En él intervienen una diversidad de entidades de ámbito público, que aportan toda su capacidad institucional, y organizaciones del tercer sector, que cuentan con una amplia experiencia de trabajo sobre el terreno con las personas más vulnerables y más alejadas del mercado laboral.

El FSE también promueve la cooperación transnacional con el fin de permitir el intercambio de buenas prácticas entre entidades de diferentes Estados miembros y de conseguir una mayor repercusión en las políticas públicas nacionales y europeas.

El apoyo del FSE a la inclusión de las personas con problemas de adicciones

Un excelente ejemplo de la participación en el FSE de entidades del tercer sector especializadas en la integración de personas en riesgo de exclusión se encuentra en la Asociación Proyecto Hombre, que desde 2015 opera como beneficiaria del POISES.

El FSE financia diversas actuaciones generales en materia de inclusión que benefician a grupos vulnerables y que pueden prestar servicios, entre otros colectivos, a las personas con problemas de adicciones. Son actuaciones promovidas por entidades de ámbito autonómico o estatal (entre ellas, la Entidad Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo). Sin embargo, las operaciones de Proyecto Hombre son las únicas que se dirigen de manera específica a este grupo de personas.

La operación principal FSE de Proyecto Hombre se denomina INSOLA (Integración socio laboral de personas con adicciones) y dispone de un presupuesto total de 10,7 millones de euros.

INSOLA es un conjunto innovador de actuaciones en comunidades terapéuticas que se adaptan al proceso, nivel de motivación y capacitación de cada persona participante. Entre esas actuaciones se incluyen un servicio de orientación inicial, una fase de formación y desarrollo de habilidades para la vida en el ámbito pre-laboral y para la inclusión socio-familiar, y una orientación especializada destinada a la cualificación competencial y en habilidades para la inserción laboral en un entorno normalizado.

Proyecto Hombre desarrolla también con el FSE, en el marco de la innovación social, la operación Medimsola, que consiste en el desarrollo de una metodología propia para la medición del impacto social de la operación Insola.

La inversión en las personas del FSE: una inversión inteligente

Esta operación Medimsola de Proyecto Hombre resulta del todo pertinente porque aborda una cuestión central: la repercusión y la eficiencia de la inversión que realiza el FSE.

Hay que subrayar, en primer término, que esa inversión es totalmente necesaria si se defiende una Unión Europea basada en la solidaridad y la cohesión social.

Pero, además, las evaluaciones independientes sobre el impacto de las actuaciones para la inclusión sociolaboral han demostrado que la inversión del FSE es económicamente rentable: por cada euro gastado en ayudar a las personas vulnerables, siempre se produce un retorno mucho más elevado, en cuanto a nuevos ingresos públicos derivados de cotizaciones e impuestos, aportación de valor a las empresas, ahorro en gasto público destinado a subsidios de desempleo, a ayudas asistenciales, a servicios sociales o a sanidad, y otras externalidades positivas.

Por tanto, la inversión en las personas, y sobre todo en aquellas en riesgo de exclusión, constituye una inversión inteligente porque es social y económicamente rentable.

La continuidad de esta inversión del FSE en las personas y la demostración de su rentabilidad son esenciales para contrarrestar la ola de escepticismo, incluso de rechazo, a la Unión Europea que desde hace algún tiempo avanza en parte de la ciudadanía de los Estados miembros. Frente a este movimiento, corresponde a la Unión Europea demostrar que contribuye de manera muy significativa a mejorar la vida de las personas y a seguir construyendo sociedades más cohesionadas, inclusivas y justas que no dejen a nadie fuera. Hoy quizás más que nunca valga esa máxima que dice que Europa será social o no será.

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